martes, 25 de agosto de 2009

RECUERDOS DE ORO: "LUCES, COLORES Y SONIDOS": POR JAIMIXX

Nuestro sexto autor invitado es Jaimixx, creador del blog:http://www.lacoctelera.com/jaimixx/
RECUERDOS DE ORO: LUCES, COLORES Y SONIDOS: POR JAIMIXX
Cuentan mis padres que mis primeros pasos fueron detrás de una máquina tragaperras. Estaba toda la familia cenando en un restaurante y yo de pie agarrado a una silla y, de repente, aquella máquina empezó a emitir luces, colores y sonidos que me levantaron el interés y me dirigí hacia ella. Aunque esto podría haber sido el comienzo del relato de un ludópata, es una anécdota que mi familia siempre me recuerda cuando sale a la palestra mi afición por los videojuegos.

Desde muy pequeño me atrajeron esas enormes máquinas que prometían mucha diversión. El primer recuerdo que tengo asociado a videojuegos será cuando yo tenía unos cuatro o cinco años. Por aquella época, cuando solo había dos canales de televisión, muchos videoclubs se dedicaron a instalar lo que se conocía como “vídeos comunitarios”, unos canales para áreas pequeñas que, mediante cuota mensual, emitían (de forma ilegal en su mayoría) diferentes películas del propio videoclub. El que se contrató en mi casa tenía una peculiaridad, y es que los sábados por la mañana se ponía a emitir sus propias partidas en la videoconsola (por aquella época probablemente sería una Atari 2600). Y así me quedaba embobado los sábados por la mañana, viendo como otro jugaba en vez de ver los dibujos animados de turno.

Y es que mirar como otro juega era una de las formas más populares de disfrutar de los videojuegos para aquellos que éramos demasiado pequeños como para tener dinero que invertir en una partida. Siempre podíamos disfrutar en los recreos cuando algún compañero traía al recreo una de las maquinitas GAME & WATCH que tan de moda se pusieron en los 80. Eran toscas, en blanco y negro, y la jugabilidad brillaba por su asuencia, sin embargo pocas cosas nos fascinaban tanto como esas “consolas portátiles”. Mirar alguno de los chicos mayores en las máquinas del bar era otro pasatiempo para horas y horas, eso sí, de vez en cuando, de manos de mi abuelo o de mi padre caía una moneda de cinco duros, bien empleada para echar una partida al "Ghosts‘n Goblins" o a alguna de las máquinas del millón (así se conocían entonces los “pinballs”) que había.

Seguiríamos creciendo y empezaríamos a tener una asignación mensual para nuestros gastos. Entre mi grupo de amigos preferíamos irnos a alguno de los bares que tenían una máquina de videojuegos, antes que liquidar nuestra economía a base de chucherías. Todo esto era un proceso muy meticuloso, apenas teníamos dos o tres monedas de cinco duros y decidir en qué juego echar la partida no era fácil. Todos alucinábamos con "Street Fighter II" pero nos mataban enseguida, en cambio durábamos bastante en el "Tetris", que nos salía más rentable, sin embargo donde mejor lo pasábamos eran en los videojuegos de dos jugadores donde teníamos que repartir mamporros a diestro y siniestro, sobre todo a "Two Crude Dudes" (es que eso de ser un punki macarra atrae a cualquier chaval).
Según entrábamos en la década de los 90 algunos miembros del grupo empezaban a tener sus propias consolas y ordenadores, lo que supuso todo un alivio para nuestros bolsillos. Tardes interminables que pasábamos con Sonic, Mario, Zelda y compañía, donde la lluvia o el frío ya dejaba de ser un impedimento para la diversión. Aunque esta nueva forma de jugar a los videojuegos tenía su proceso. Básicamente teníamos disponibilidad de comprar uno o dos videojuegos al año, por lo que la decisión de que título escoger no se podía tomar a la ligera. Revistas como Superjuegos o Hobby Consolas nos ayudaban a tan difícil decisión. Analizábamos las capturas de pantalla, anotábamos las puntuaciones de las distintas revistas y leíamos las opiniones de los seguidores de la publicación.

¿Y cómo olvidar las partidas al "PCFútbol"? Cada uno escogiendo un equipo y haciéndonos perrerías unos a otros para quitarnos a las estrellas… Butragueño en el Barça, Zubi en el Madrid… nuestra propia liga moldeada a nuestro antojo. Toda una revolución, acostumbrados a que en los videojuegos solo saliera la liga inglesa, poder jugar con nuestros cracks favoritos (aunque no tuvieran ningún parecido, sino que simplemente saliera su nombre) nos parecía una cosa increíble. Gracias a esto nos aprendimos las alineaciones como antaño se hacía con los cromos y fuimos descubriendo a jugadores de equipos de menor entidad, pero que en el videojuego tenían una calidad indiscutible.

Pero en las partidas que echaba individualmente en mi casa, lo que más me gustaba eran las aventuras gráficas. En una época en la que no existía Internet, a no ser que apareciera alguna guía en alguna revista acabarlas era toda una proeza. Me acuerdo que "Day of the Tentacle" me llevó la friolera de seis meses acabarlo, pocos títulos me han dado tanto juego en mi vida aunque bien que disfruté de otros grandes como "Simon the Sorcerer", "Loom" y, por supuesto, "The Secret of Monkey Island".


Y así ha seguido mi vida, siempre acompañada por los videojuegos. Ahora me acerco peligrosamente a la treintena, sigo jugando con la misma ilusión de antes, escribo en diversos blogs del tema, trabajo de programador y mi ilusión es llegar algún día en ser uno de los que creaban esas luces, colores y sonidos.
Jaimixx
Con este artículo damos por concluida la tercera edición de Recuerdos de oro, agradeciendo y felicitando a  Betoshky, Zinquirilla, El Bebé con Puro, Uve, Warren Pi y Jaimixx por su participación y por la calidad de sus artículos.

domingo, 23 de agosto de 2009

RECUERDOS DE ORO: "TRAS LA PISTA" POR WARREN PI

Nuestro quinto autor invitado es Warren Pi, autor del bloghttp://www.lacoctelera.com/warren/perfil
RECUERDOS DE ORO: "TRAS LA PISTA" POR WARREN PI:

Recuerdo aquel verano de finales de los ochenta. Un grupo de niños permanecíamos boquiabiertos delante de la pantalla de la televisión, mientras la abuela de Goyito le conminaba a taparse los ojos si no quería sufrir las penas del infierno, ante la primera tanda de balas, besos y bofetadas de aquella nueva serie para las tardes de la TVG. El culpable de aquellos vanos intentos de censura era el detective Mike Hammer, interpretado por Stacy Keach, uno de los bigotes más duros de las últimas décadas.

El suyo no era el primer bigote detectivesco que se asomaba por la pantalla de la TVG. El bueno de Thomas Magnum con su mostacho “caralludo” y sus camisas hawaianas resolvió casos y crispó al pomposo Higgins (interpretado por el tejano John Hillerman). Y es que el grandullón de Tom Selleck derrochaba simpatía y desparpajo, al menos hasta que a los guionistas les salía la vena melancólica y le enfrentaban con los fantasmas de su pasado.
Y no puedo olvidar a esa joyita japonesa de 1984 que era "Sherlock Holmes". No es de extrañar que nos pasásemos las tardes sentados ante el "Misterios de Pekín", hasta conocernos la solución a todos los casos, al menos hasta que llegaba la hora de "Luz de Luna".

Y es que por encima de modas, décadas y tendencias, la figura del detective siempre ha estado ahí, silenciosa pero infatigable, con su gabardina, su sombrero calado y su petaca de bourbon en el bolsillo, observándonos tras el humo de un Phillip Morris.
Hambriento de más historias detectivescas repetía sin descanso "Private Investigations" mientras comencé a rebuscar entre los viejos tebeos de mi padre. Y encontré un filón...

Desde las blanditas pero simpáticamente “vintage” historias de Rip Kirby, un novelista y detective políticamente correcto al oscuro y demoledor Alack Sinner de Muñoz y Sampayo.

Y mientras tanto, en 1990, unos hermanos Cohen en plena forma adaptaban a Dashiell Hammett, el escritor que elevó la novela negra a la categoría de literatura gracias a una prosa elegante y directa. "Muerte Entre las Flores", si bien no es puramente una novela de detectives, tiene todos los elementos del género: Un asesinato por resolver, una o más mujeres fatales, corrupción, disparos, alcohol, traiciones y lealtades, puñetazos y humo en una adaptación de "La Llave de Cristal".

Y no fue esta la única adaptación de Hammett de la época. En esos años el irregular director Walter Hill (Que empezó rompiendo la pana con un par de joyas como "The Driver" (1978) y sobre todo la colosal "The Warriors" (1979), hizo una nueva y velada adaptación de Hammet y su "Cosecha Roja" (la que probablemente sea la más redonda de las obras del escritor norteamericano), en su película "El Último Hombre" (1996), encarnando al tipo duro que siembra el caos y la desconfianza entre las distintas facciones mafiosas de un apartada población.

Podría poner más ejemplos: "La Bella Cautiva", "El detective Cantante", "Colombo", "Ford Fairlane"... pero creo que queda claro el concepto:

De mayor quería ser detective.

Y lo primero que necesitaba era una banda sonora adecuada: Desde luego el recientemente fallecido Willy DeVille con temas como "Cadillac Walk" o "Heaven Stood Still", la inevitable "Private Investigations" que antes citaba, Ray Charles con su "Hit the Road, Jack", "I Heard it Throgh the Grapevine por Marvin Gaye" o "Superstition" de Stevie Wonder.

Despues pensé que los detectives suelen conducir un coche de lo más fardón... Colombo tenía su Peugeot 403, Ford Fairlane... pues su Ford Fairlane, Magnum un “peacho” Ferrari 308 que quitaba el hipo, estaba el BMW serie 6 de Luz de Luna o Stingray su Corvette Stingray... y yo me empeñé en un CX plateado. Un coche al que apeteciese subirse con sombrero y gabardina.

Recordé por un momento a Jean Paul Belmondo en la curiosa “Cómo destruir al más famoso agente secreto del mundo“ (1973) y me senté ante mi Olivetti 45. Los noventa se acercaban a su fin y por primera y única vez en mi vida escribí un libro.
A todos los amigos que disfrutaron las periódicas entregas: gracias y nos vemos por las calles de Vigo siguiendo la pista del Caballo, callejeando por los alrededores de Castrelos o contemplando absortos la abandonada Panificadora.


Warren Pi

viernes, 21 de agosto de 2009

RECUERDOS DE ORO: "NUNCA TUVE UNA BARBIE" POR UVE

Nuestra cuarta autora invitada es Uve, creadora del bloghttp://miradasenlatadas.blogspot.com
NUNCA TUVE UNA BARBIE...
Ni Playbmobils
Ni Legos
Ni Plays
Pero tuve una muñeca "fea que me duró hasta que tuve edad" para dejar de jugar con ella.
Y un tetris que duró su tiempo, y una Nintendo 64 (con retraso) con un juego de "Pokémon" que era una auténtica eme!
Cuando era pequeñita no se ni qué juguetes quería... mi memoria no prefiere no acordarse del poco caso que me hacían los Reyes Magos año tras año.

Recuerdo a los ponys de colores, a los minitrolls con pelos locos, a muñecas que se convertía en magdalenas, maletines con cosas de peluquería, maquillaje, etc.. (Me encantaban esos juguetes).

A esa edad tenía un perrito ¡Siempre quise!... pero cuando llevaba poquito tiempo con él, descubrieron que tenía una especie de alergia asmática ¿Ya imagináis a que, no? ¡A LOS PERROS!
Inolvidables fueron los cumpleaños... tooodos los años eran lo mismo: porta-fotos con unos marcos que daban pena y cositas de ganchillito creo que era, joyeros hechos de lo mismo que los malditos porta-fotos, y colonias de Farala.

Después empezaron a llegar bolsos que no se de que mercadillo perdido sacaban..., creo que llegaron siempre de la misma persona!! ...
Lo que  a mí me gustaba era tener un balón y poder salir por las tardes a jugar con mis vecinos. Que recuerdos, todos en la calle y jugando a fútbol, a béisbol, con las combas, al Scalextric del vecino... mis patines en línea superfashion negros y rosa con los que salía a pasear con mis amigas.

Ahora...con lo que yo me volvií completamente loca era con los juguetes más chorras del universo, el pompero y las manos pegajosas!!! Me emociono y todo de recordar a esas manos que hacían enfadar a mi madre cuando le quedaba la pared negra (muejejeje).

De todo eso ya solo conservo el recuerdo, mi Gusiluz, regalo de mi abuela en mi primer añito, y la muñeca Rosaura, con la que casi no jugué, porque cuando tenía la edad para jugar con ella, era mucho más grande que yo y no podía ni moverla!...ahora está ahí..., en mi habitación, con un chandal del Real Madrid... el pelo corto, pero ¡OJO!, Con las uñas pintadas! Xd.

Pd: Ahhh queridos Reyes, nunca olvidaré el piano horrible que me trajisteis un año ¿Pedí yo eso? ¿Dije que me gustaban los pianos? ¿Entonces?, ¿Eh, eh, eh??? jumm
Pd2: Querida vecina... el bolso cutre blanco que me regalaste nunca pude sacarlo del armario donde entró nada más abrirlo.
Pd3: Se me olvidan los perritos de la feria. Por Guchi que estaba harta de esos perros!! Tenía la habitación llena.
Uve

lunes, 17 de agosto de 2009

RECUERDOS DE ORO: POR EL BEBÉ CON PURO

Nuestro tercer autor invitado es nuestro lector El Bebé con Puro, creador del blog:
RECUERDOS DE ORO: POR EL BEBÉ CON PURO:

Todo empezó con unas lonchas de mortadela Mickey Mouse (¿o mortadela Popeye?). Mi primo Fito y yo esperábamos a que mi Amstrad 464 con pantalla de fósforo verde terminase de cargar el "Target Renegade" desde aquella cinta de audio TDK, donde un compañero, privilegiado poseedor de un radiocasette de doble pletina, me había grabado una selección de juegos: "Ikari Warriors", "Camelot Warrior", el citado "Target Renegade", "Cortocircuito", "Hundra" y el inefable "Fernando Martín Basket Master".

Con una mano manejábamos nuestros Lancia Stratos por la básica pista oval del Scalextric, (como propietario me reservaba el blanco con publicidad de Alitalia), y con la otra devorábamos los bocadillos de mortadela. Nunca como aquella tarde nuestros coches volaron de aquella manera. Nunca como aquella tarde apalizamos al gordo de los billares para dar la vuelta al juego con más vidas de las iniciales. Nunca como aquella tarde mi madre accedió a comprar aquel asqueroso embutido.

Después vino una elipsis, y el cumpleaños de mi amigo Román. Aunque seguíamos haciendo las clásicas mezclas de refrescos y picoteo, y disfrutamos como enanos de La Carrera del Chicle (Gumball), algo cambió aquel año. Para empezar, nos empezó a importar la música. O al menos se convirtió en un tema de conversación. Román era más partidario de los New Kids on The Block, yo de Wilfred y la Ganga y Carlitos “Sport Billy” Álvarez se grabó de la radio el rap Gil Superstar. Fue el año en que el Canapla empezó a emitir "Padres Forzosos". Lo recuerdo por que Isa se pasó toda la tarde hablando conmigo, los demás nos hacían hueco sutilmente y yo estaba en la luna de Valencia.

Ese mismo año fuimos de viaje de fin de curso a Barcelona, Isa seguía a mi lado y yo seguía en la luna de Valencia (más si cabe) de modo que eché a perder la oportunidad de cambiar el rol de gafas chapón por el de adorable ligón preadolescente. La banda sonora la puso Pabellón Psiquiátrico y los pitillos Fortuna corrieron a cargo de Oscar “El Heavy”. Cuando me recuperé del mareo causado por el tabaco, ya había aterrizado en el instituto. Aquello no era exactamente Degrassi (donde la tasa de suicidio de los gafas de pelo largo es alarmantemente alta), pero no tardé en comprender que mi infancia se había acabado.

El Vértigo empezaba. Era el año 1991, y tras un breve paso por Los Limones y Mecano, los Guns ´n´Roses irrumpieron en nuestras vidas desde la banda sonora de "Terminator 2" (1991). Su concierto en el hipódromo de París de 1992, retransmitido por los 40 Principales, me sirvió para tragar hiel por dejar escapar a Lola (al menos esta vez sólo tardé un año en reaccionar).

Pero 1993 ya presentaba malos augurios, la gente escuchaba a Viceversa y se reía con el Príncipe de Bel Air mientras yo veía como Schrempf le ganó la partida a Ferrán en el Eurobasket a través de las polvorientas ventanas de una tasca mientras paseaba con Lola. Duramos cinco meses y de ahí a la primavera de 1994 solo recuerdo a Extremoduro. “Mi corazón, como una lata de cerveza, que te la bebes y al final le das patadas sin pensar que me desquicias la cabeza”. Breve parada en Def Con Dos y por fin un amigo me abrió las puertas de Pearl Jam y Stone Temple Pilots.

Acababa de morir Kurt Kobain, pero a nosotros solo nos preocupaba reponernos en un hotel, a las afueras de Soria, de aquel viaje agotador de tercero de BUP. Alcohol, primeros porros (yo me abstuve, aún con lentillas, seguía siendo un gafas moral) y lo mejor de todo: de repente las chicas eran colegas que fumaban, bebían y oían a Nirvana. Así que salí de mi letargo por un rato para desear a mi vecina de pupitre, Erea, quien bebía los vientos por Sebastián, que era más gafas que yo pero más dinámico. De este semifracaso me recuperé jugando al PCFútbol y leyendo a Borian Vian por primera vez. Salvé C.O.U. con la ayuda del árbitro en el último minuto, y de la mano de Alice in Chains aterricé en la universidad. Aún no lo sabía, pero en la otra punta del mundo se estrenaba "Neon Genesis Evangelion".

Yo mientras tanto descubría a Lynch, a Cronenberg y a Benedetti, y quería ser escritor, o guionista, o al menos alguien que fumase en pipa. De 1996 solo recuerdo la eliminación en la Eurocopa. De 1997 no recuerdo nada. Y de 1998, recuerdo tres cosas. Que abrí una botella de vino. Que mientras yo tocaba, Patrizia cantó Teardrop, de Massive Attack, con la voz más dulce que nunca oí, y que aunque después nuestros caminos se separaron, atravesamos juntos la última frontera antes de la vida adulta.
El Bebé con Puro

jueves, 13 de agosto de 2009

RECUERDOS DE ORO: "LOS 80 SON NUESTROS": POR ZINQUIRILLA

Nuestra segunda autora invitada de esta edición es nuestra lectora Zinquirilla, autora del blog:
RECUERDOS DE ORO: "LOS 80 SON NUESTROS" POR ZINQUIRILLA:
Voy a compartir aquí los recuerdos televisivos, cinéfilos y de aficiones varias que hilvanan mi infancia ochentera. El tener presente esos recuerdos ha sido una constante en mí. Los que me conocen saben de mi buena memoria y mi gusto por recordar. Por eso y sin idealizar "Aquellos maravillosos años" (de las pocas series que no seguí), guardo tan buenos recuerdos de mi infancia y en particular de esas fantásticas ventanas que eran la tele y el cine.
Quizás el cine entrara antes desde que vi "Sissi" (1955) en el Alameda y leía los libros de Bruguera. A principios de los 80 esperaba acurrucada en el sofá con mi familia que empezara la peli. Una musiquita y unas cortinas envolventes de "Sábado Cine" nos anunciaban "Gigante" (1956), "Con la muerte en los talones" (1959) o "Crimen Perfecto" (1954). Luego leería sobre esas pelis en la enciclo "Historias del Cine" que mi padre coleccionó de Diario 16 (lo que hizo que supiera más que viera de pelis, pero ésa es otra historia, jeje).

Los lunes echaban algo llamado "Mis terrores favoritos" donde me memoria sitúa la escena de la araña gigante ("El increíble hombre menguante" de 1957) y los jueves un silencioso señor con bigote canoso dibujaba con extrema facilidad con un rotulador, antes de tragarme el aerobic de Eva Nasarre y la cocina de Elena Santonja.

Terminando la década, otra musiquita anunciaba los martes la silueta de Joan Crawford, "Los Pájaros" (1963) o a James Dean en aquellos antológicos y formidables ciclos. Me tragué entero con 7 años el de Glenn Ford (con la complicidad de mi progenitor que nos hacía sandwiches de roquefort mientras mi madre guardaba cama). Afortunadamente se recuperó y yo le cogí tanta afición al cine negro, a los Hermanos Marx sobre todo (-¡y al roque!-). Y en octubre del 89 descubrí la mirada de Montgomery Clift.

Entre esos años, mucha tele. Recuerdo cosas de los 70 que veía con mi hermana. Aunque ahí se presenta un dilema generacional: ella es mayor que yo 6 años y no los recuerda y siempre me colgaba el sambenito de "inventarme" cosas. Por fortuna Internet me ha permitido demostrar que sí, que aquella canción era la de "Ulises 31" y aquel calvo era el padre de "Con ocho basta". Los viernes era día de llegar a casa con el babi a lo Supermán, de ver las historias de La linterna mágica ("La felicidad se llama Jonás") y de seguir sabiendo de cine con "De Película" (me llegó a gustar Emilio Linder, jaja).

Luego el "1,2,3" y quedarme dormida con esa musiquilla tan imponente de "La Clave" y aquellos señores tan ceñudos que debían decir cosas muy importantes porque ponía de acuerdo a mis padres. Los sábados y domingos eras días de pasear, recorriendo mi ciudad con mi padre que me descubrió tantos rincones e historias para amarla. Después de almorzar (antes ya se sabía lo que decía la canción de "Los Payasos de la Tele") llegaban los mejores dibujos como "Ruy, el pequeño Cid", "Dartacan y los Tres Mosqueperros" o "La vuelta al mundo de Willy Fogg"; los concursos como "Los sabios" o "El Tiempo es oro" (deseandito de cumplir los 18 para concursar) y las series como "Hart & Hart" y sobre todo, mi serie 10, mi prefe de todos los tiempos por ser de tan de misterio, cinéfila y elegante: "Remington Steele".

Entre semana, se salvaba la merienda con Nocilla y jugar en la calle: la comba, el elástico, el teje, paella, polis y ladrones, bote, love, y tantos juegos con los niños del barrio. Y ver "Barrio Sésamo", el mejor programa infantil de la historia que vi hasta el final con 11 años. De "Los Mundos de Yupy" aguanté el primer capítulo. Una entraba en esa etapa tonta en que los amigos dejaban de ver esas cosas pero "Ferdy" los sábados y "Calimero" los domingos en el 88 siguieron entreteniéndome. Al final todas acabamos viendo "Juana y Sergio". Y nos encandiló el rebelde pijo de Dylan Mackey (con 16 años para el dni me corté el pelo a lo Brenda :D).

Y mientras seguía leyendo. Sobre cine, los reportajes de Terenci Moix que mi padre también coleccionó del Abc y toda la biblioteca que heredé de mi hermana y que aumenté considerablemente: "Los Hollister", "Puck", "Nancy Drew", los libros de Louise May Alcott y sobre todo "Los Cinco" y las aventuras de internados de Enid Blyton. Por cierto, ¿hay alguien que leyera la "Colección Violeta" de Molino sobre chicas italianas y sus distintas profesiones?
Recuerdos que se me agolpan: "Ni en vivo ni en directo", "Media Naranja" (la serie, ¿eh?, con Amparo Larrañaga que luego participaría en la obra de teatro "Los 80 son nuestros", de Ana Diosdado, la profe de "Segunda enseñanza", la abogada de "Anillos de oro"; y con su hermano Luis Merlo que presentó "Pero... ¿esto que es?" donde debutaron Cruz y Raya, ...). Ahora vuelvo a ver muchas imágenes, videos, sintonías, anuncios, jingles, actores, programas y presentadores. Gracias a Internet. Pero me preguntó cómo influye eso en mis propios recuerdos. No me entretengo más.
Un saludo a todos y que sigamos disfrutando del estupendo ¿Qué fue de...?

Zinquirilla

miércoles, 12 de agosto de 2009

RECUERDOS DE ORO: "Y QUÉ FUE DE... INFORMÁTICA": POR BETOSHKY

Nuestro lector Betoshky, procedente de hispanoamérica, es nuestro primer autor invitado de esta tercera edición. En su artículo ha hecho un recorrido por la evolución de la informática.
RECUERDOS DE ORO: "Y QUÉ FUE DE... INFORMÁTICA" POR BETOSHKI:
Somos muchos los fanáticos de este blog que nos pone nostálgicos y nos trae a la mente muchos viejos y añorados recuerdos. En mi caso quise aportar mi granito de arena sacando de mi viejo baúl de los recuerdos muchos recuerdos (valga la redundancia) en lo que respecta al mundo de la informática. La primera vez que toqué una computadora fue a los once años (actualmente tengo 26 años), por ese entonces ninguna escuela primaria, secundaria y en casi ninguna preparatoria se enseñaba computación, por lo que si uno quería aprender a usarlas no tenía otra opción más que tomar clases en alguna escuela privada. 
En ese entonces recién había salido al mercado el procesador Pentium de Intel a una increíble velocidad nunca antes vista de 60 MHz, (comparados con los más de 3 GHz de la actualidad), con una memoria RAM que no pasaba de los 200 MB y los discos duros no llegaban ni a un Gb de espacio, claro, que tener una de esas computadoras era todo un lujo y aunque las tuvieses no las utilizaba uno más que para jugar, porque era más lujoso aún tener una impresora, pues no eran nada baratas las impresiones en esa época y todos los trabajos de la escuela los hacíamos con una máquina de escribir mecánica.
Lo primero que uno tenía que aprender en la escuela de computación era el MS-DOS, lo que muchos hoy conocen como la línea de comandos de Windows, era padre pensar que podías llevar tu Sistema Operativo MS-DOS en un simple disquete, pero no de esos diskettes que medio mundo conoce, me refiero a los diskettes de 5 ¼ ‘’ (cinco y un cuarto pulgadas) toda una reliquia hoy en día y solo podían guardar 360 Kb, o sea, ni una canción entraba. De por sí cuando los usé ya eran viejos y aún guardo algunos de recuerdo; pero también llegué a usar los de 3 ½ ‘’.
El tema de Windows, que en ese entonces era Windows 3.11, era para usuarios avanzados, imagínense. También recuerdo que cuando uno compraba una computadora, el mouse no estaba incluido, puesto que casi no se usaba. Con los años, me mudé a la gran ciudad y las escuelas avanzaron, ya daban clases de computación, claro, con el mismo MS-DOS a pesar de que ya existía el Windows 95, pero fue cuando tuve mi primer contacto con la programación. Por ese entonces y cuando fue la primera vez, no entendí nada, pero tuve que aprender QBASIC, cosa que muchos ni siquiera recuerdan que alguna vez existió. Al poco tiempo tuve mi primera computadora de mi vida, una Printaform con un procesador 486, ¿Mouse?, olvídenlo, a duras penas tenía “instalado” el MS-DOS y lo pongo entre comillas porque no había necesidad de instalarlo, solo de copiarlo y listo.
Con esa vieja computadora llegó para mi el moderno mundo de los videojuegos de computadoras, gracias a "El Príncipe de Persia", pero no el que piensan, sino el primero que salió para computadora y no podía faltar uno de mis favoritos, "Pacman", y esos dos eran toda mi diversión. Tiempo después me mudé a mi natal y pequeña ciudad, por ende tuve que cambiarme de escuela en donde aprendí a programar lo básico en turbo pascal. También aprendí a programar bases de datos en clipper y DBase III, como añoro estos programas, eso si era programar en serio, nada de arrastrar controlitos, todo era hecho “a mano”, línea por línea, es más, ni siquiera llegamos a programar ventanas porque eso era algo muy pero muy avanzado, todo lo seguíamos haciendo en nuestro viejo y añorado MS-DOS.

Quizás se pregunten por el internet de esa época, pues bien, eso era algo que cuando toqué mi primera computadora ni siquiera sabía que existía, es más, casi nadie lo conocía y los pocos que habían escuchado de ello nunca habían navegado en internet. Cuando me enteré de su existencia llegué a navegar con Netscape Navigator y con el Internet Explorer en su versión 4, ¿Messenger?, ni siquiera existía. ¿Se imaginan un mundo en donde no existan las computadoras ni el internet? Pues más o menos así era mi mundo antes de aprender a manejar las computadoras, hoy en día cuando queremos hacer una tarea de investigación entramos a internet, lo buscamos en san google, copiamos, pegamos el texto e imágenes en Word, lo mandamos a imprimir y listo, ya tenemos la tarea hecha en menos de media hora. En mi época las tareas eran hechas a mano, la información la buscábamos en enciclopedias o en la biblioteca pública sin importar que fueran varias hojas y cuando era más seria la investigación, lo hacíamos en máquina de escribir mecánica, qué primitivo ¿verdad? Tiempo después de conocer internet, conocí Napster, ¡Qué bello programa! Aún con el internet, eran muy raros los mp3’s antes de napster, pero bueno, ya todos sabrán la trágica historia de este programa, pero que a la vez me da mucha curiosidad porque no sirvió de nada todo ese pleito contra el napster, seguimos bajando música de internet, la piratería ya existía desde antes del napster y su legado aún perdura, tuvimos a kazza, edonkey y aún tenemos a muchos más como el Ares, emule, Lime Wire, Frost Wire y cientos más, ¡Bendito Destino!
Cuando el mundo por fin conoció el Messenger, fue un verdadero éxito. Muchos jóvenes de hoy no conocen las versiones anteriores de Windows, piensan que el XP esta ya algo viejo, bueno, pues les diré que el XP no tiene absolutamente nada que ver con el 3.11. Antes al encender una computadora solo iniciaba el MS-DOS, se tenía que iniciar Windows ejecutando el win.exe, tardaba sólo unos segundos en aparecer toda la interfaz de Windows (comparado con la media hora de Windows Vista ;-)), con su respectivo office también. Por cierto, ahora que lo menciono, antes del office, existía Lotus 1-2-3, era de lo mejor que podía uno tener, es el equivalente al office, con su propio procesador de texto, hoja de cálculo, base de datos y diapositivas, claro, no tan moderno como lo es office hoy en día pero en ese entonces era de lo mejor.

Ya un poco más grande fue cuando me adentré un poco más en el mundo de los videojuegos y pude conocer y jugar el primer "Doom" que salió para PC, así como "Wolfenstein" o "Heretic", que quizás no me lo crean, pero eran juegos en primera persona que se jugaban sin el mouse, puro teclado y nada más.

Me he quedado corto en mi breve recorrido por la computación, pero hablar de lo demás sería prolongar más de lo que debiera, tan largo camino y poco recorrido. Dicen que recordar es volver a vivir, pero lo cierto es que solo se vive una vez, cada momento, cada instante es único e irrepetible. Uno aprende de lo que vive, por ende, no hay que arrepentirse de las cosas que se hace, hay que arrepentirse de las cosas que no se hacen.
Betoshky